Polímeros ensamblados químicamente
Podríamos pensar que los polímeros complejos son el resultado del ingenio industrial humano, pero la naturaleza acaparó el mercado de los polímeros miles de millones de años antes. Ejemplos de biopolímeros son proteínas, carbohidratos y material genético. A diferencia de los procesos industriales humanos, dentro de una célula, los ribosomas unen covalentemente los aminoácidos para formar proteínas.
Descomponer químicamente los polímeros
La gran mayoría de los procesos bioquímicos de ensamblaje y descomposición, incluso en los organismos más complejos, ocurren dentro de las células. De hecho, las células pueden realizar cientos, incluso miles de transformaciones químicas al mismo tiempo en condiciones favorables para la vida (temperatura ambiente y presión en un ambiente acuoso). Por ejemplo, una de las vías bioquímicas que descomponen las proteínas en sus aminoácidos son los procesos catalizados por enzimas proteasas que ocurren dentro del espacio confinado del lisosoma, un orgánulo unido a la membrana en las células eucariotas.
Detectar sustancias químicas (olor, sabor, etc.) del medio ambiente
Los productos químicos son importantes para la señalización y la comunicación entre los sistemas vivos, ya sea intencionalmente (como cuando dos sistemas vivos intentan encontrarse) o no intencionalmente (como cuando una planta emite una señal química que un herbívoro puede usar para encontrar un sabroso bocado). También son importantes para otros usos, como navegar o encontrar fuentes de minerales. Pero las señales químicas suelen ser relativamente débiles y se dispersan cuando se mueven a través del agua o los gases. Por lo tanto, detectarlos requiere habilidades especializadas, incluida una forma de determinar de dónde provienen. Un ejemplo bien conocido de detección de sustancias químicas se puede ver en las hormigas que siguen un rastro de feromonas establecido por otros en su colonia para localizar una fuente de alimento abundante y de calidad.