Capturar, absorber o filtrar organismos
Muchos sistemas vivos deben asegurar organismos para alimentarse. Pero así como un sistema vivo debe capturar a su presa para sobrevivir, su presa debe escapar para sobrevivir. Esto da como resultado estrategias de captura y evasión que incluyen engaño, velocidad, venenos, trampas construidas y más. Por ejemplo, una planta carnívora llamada planta de jarra tiene hojas en forma de tubo que recogen agua. Los pelos largos y resbaladizos dentro del tubo miran hacia abajo. Cuando los insectos entran en el tubo en busca de néctar, pierden el equilibrio y se deslizan hacia el interior, incapaces de salir y escapar de ser devorados y digeridos por la planta.
Armar físicamente la estructura
Los sistemas vivos usan materiales físicos para crear estructuras que sirvan como protección, aislamiento y otros propósitos. Estas estructuras pueden ser internas (dentro o adheridas al propio sistema), como membranas celulares, caparazones y pelaje. También pueden ser externos (separados), como nidos, madrigueras, capullos o redes. Debido a que los materiales físicos son limitados y la energía requerida para reunir y crear nuevas estructuras es costosa, los sistemas vivos deben usar ambos de manera conservadora. Por lo tanto, optimizan el tamaño, el peso y la densidad de las estructuras. Por ejemplo, las aves tejedoras utilizan dos tipos de vegetación para crear sus nidos: fuerte, unas pocas fibras rígidas y numerosas fibras delgadas. Combinados, forman un nido fuerte pero flexible. Un ejemplo de una estructura interna es el hueso de un pájaro. El hueso se compone de una matriz mineral ensamblada para crear fuertes soportes cruzados y una superficie exterior tubular llena de aire para minimizar el peso.
Optimizar forma/materiales
Los recursos son limitados y el simple hecho de retenerlos requiere recursos, especialmente energía. Los sistemas vivos deben equilibrar constantemente el valor de los recursos obtenidos con los costos de los recursos gastados; el no hacerlo puede resultar en la muerte o impedir la reproducción. Por lo tanto, los sistemas vivos optimizan, en lugar de maximizar, el uso de los recursos. La optimización de la forma finalmente optimiza los materiales y la energía. Un ejemplo de tal optimización se puede ver en la forma del cuerpo del delfín. Está aerodinámico para reducir la resistencia en el agua debido a una relación óptima entre longitud y diámetro, así como características en su superficie que quedan planas, lo que reduce la turbulencia.