El pelo de camello y sus glándulas sudoríparas se combinan para formar un sistema poderoso de regulación de temperatura.

Introducción

Los camellos dromedarios del desierto del Sahara (Camelus dromedarius) no sólo se ven inusuales. También desafían nuestras expectativas sobre lo que creemos posible, combinando dos cosas que normalmente no van juntas: actividad en lugares con altas temperaturas y poco consumo de agua. Otra especie, el Homo sapiens, también puede mantenerse activo en altas temperaturas, pero lo hacemos sudando grandes cantidades de agua para refrescar nuestro cuerpo. Sin embargo, los camellos no pueden permitirse perder toda esa agua.

La estrategia

Como su pelaje se mantiene seco al tacto, solía creerse que los camellos no sudaban en lo absoluto. Ahora sabemos que eso no es cierto. La interacción entre el sudor de un camello y su pelaje es la clave que los mantiene frescos.

Los camellos tienen glándulas sudoríparas distribuidas por toda su piel, desde donde el agua quita calor corporal a través de la evaporación, algo parecido a lo que ocurre en los humanos. Sin embargo, la piel de los camellos está cubierta por una capa gruesa de pelaje de 10 cm (4 pulgadas) de profundidad en algunos lugares. Este pelaje no impide la evaporación del agua, pero sí sirve de aislante térmico contra el calor entrante.

A diagram showing a section of camel fur and how it slows heat gain from light, air, and the environment.
Imagen: Mesa Schumacher / Copyright © - Todos los derechos reservados

El abrigo de piel del camello reduce la ganancia de calor de tres maneras principales, que se muestran arriba. Combinado con el enfriamiento de la evaporación del sudor, el camello es capaz de mantener una temperatura corporal segura en su ambiente caluroso.

El poder aislante del pelaje del camello disminuye la cantidad de calor transferida desde el cálido exterior al cuerpo del camello mediante tres mecanismos: El color claro del pelaje del camello refleja la energía de la luz, reduciendo el calor por radiación en su piel. El aire atrapado en la piel del camello funciona como un material delgado, con espacio entre las moléculas individuales, lo que minimiza la transferencia de calor por conducción. Finalmente los pelos individuales de la piel impiden el movimiento de aire, reduciendo la transferencia de calor a su piel por convección.

Entre la superficie exterior del pelaje y la piel, la temperatura puede tener una variación de hasta 30ºC (86ºF), ¡lo que equivale a la diferencia entre un día de verano y un día con nieve! Como resultado, los camellos necesitan evaporar menos agua de su piel para refrescarse. La importancia de su pelaje se destaca aún más cuando vemos que los camellos de pelaje corto usan más agua que los camellos de pelaje intacto.

Las posibilidades

Las estrategias para disminuir la absorción del calor del ambiente son importantes en varios ámbitos, desde la informática hasta el diseño de la ropa que usamos. Las aplicaciones adicionales incluyen tecnologías que usan refrigeración a base de agua en lugares donde hay escasez de ésta. En todas estas aplicaciones, nos podemos inspirar de los camellos y diseñar sistemas efectivos que combinen la refrigeración del agua con aislamiento térmico para evitar absorber calor. En un sistema inspirado por los camellos, se usa un sistema de aerogel-hidrogel para mantener los materiales biológicos fríos por largos periodos de tiempo usando muy poca agua y energía.

Última actualización 11 de julio de 2023