Las grandes orejas de las liebres usan su extensa red de vasos sanguíneos para irradiar calor, pudiendo así refrescarse.
Introducción
Las liebres viven en el desierto, donde se exponen a temperaturas extremadamente altas durante el día. Sin embargo, estos animales pueden mantenerse frescos liberando el exceso de calor por sus grandes orejas.
La estrategia
Las orejas grandes de la liebre le otorgan una gran superficie de piel expuesta, detrás de la cual hay muchos vasos sanguíneos. Cuando la temperatura del aire que las rodea es un poco más baja que su temperatura corporal, como cuando se refugia en la sombra luego de estar bajo el sol desértico, los vasos sanguíneos en la parte exterior de las orejas se agrandan en un proceso llamado vasodilatación. Esto causa más circulación de sangre tibia desde el centro del cuerpo hasta las orejas de la liebre, donde el calor se dispersa al aire más frío del exterior.
Este mecanismo de enfriamiento basado en la circulación sanguínea previene el sobrecalentamiento y ayuda a mantener la temperatura corporal de la liebre dentro de unos límites estables. Como la liebre vive en lugares áridos, este mecanismo también sirve para conservar agua, ya que reduce la necesidad de mecanismos de enfriamiento por evaporación, como jadear y transpirar, que implican la pérdida de agua. Con las temperaturas del aire bordeando los 86ºC (30ºF), la convección de las orejas de la liebre puede disipar todo el calor excesivo del animal.
Las posibilidades
Las orejas de las liebres, como todo lo que intercambia el calor, dependen del área de la superficie. Sin embargo, la mayoría de nuestra infraestructura industrial está hecha de metales rígidos que no se pueden “vasodilatar”. Al aumentar el diámetro de sus vasos sanguíneos, la liebre aumenta efectivamente el área de superficie donde puede ocurrir un intercambio de calor. Esto puede resultar en un diseño de intercambio más dinámico que se adapta para mejorar su eficiencia. De cierto modo, las liebres usan sus orejas como sumideros de temperatura. Imagínate si construimos casas u otros edificios con superficies que absorben el calor durante el día y que luego se adentren en el hogar en la noche para traer el calor cuando la temperatura de afuera baje.
Resumen contribuido por Ashley Meyers.