Adjuntar permanentemente
Un sistema vivo puede conservar energía uniéndose permanentemente a un sitio en particular porque puede aprovechar los recursos que se le presenten, en lugar de gastar energía para moverse hacia los recursos. Un apego permanente, destinado a durar toda la vida del sistema vivo, crea desafíos especiales. Por ejemplo, los mecanismos físicos, como el ancla que sostiene un alga marina en el fondo del océano, deben ser capaces de resistir las fuerzas que pueden sacarla de su sustrato. Los mecanismos químicos, como el pegamento de un percebe, deben evitar la descomposición tanto física como química, como ser disueltos por el agua.
Adjuntar temporalmente
A veces, los sistemas vivos deben, temporalmente, permanecer en un lugar, escalar o moverse de otro modo, o mantener las cosas unidas. Esto implica adherirse temporalmente con la capacidad de liberar, lo que minimiza el uso de energía y material. Algunos sistemas vivos se adhieren, separan y vuelven a unir repetidamente durante un tiempo prolongado, como durante su vida. A pesar de ser temporales, estos archivos adjuntos deben resistir fuerzas físicas y de otro tipo hasta que hayan logrado su propósito. Por lo tanto, los sistemas vivos tienen mecanismos de apego adaptados optimizados para la cantidad de tiempo o la cantidad de veces que deben usarse. Un ejemplo es el gecko, que trepa por las paredes pegando los dedos de las patas durante menos de un segundo. Otros ejemplos incluyen insectos que adhieren sus huevos a una hoja hasta que eclosionan e insectos cuyas alas se adhieren temporalmente durante el vuelo pero se separan después de aterrizar.