Las raíces del maíz se defienden de los fitopatógenos mediante la liberación de un pesticida que también atrae a un microbio beneficioso que se alimenta de la plaga objetivo.
Introducción
Las raíces de las plantas están rodeadas por decenas de miles de especies de microbios que colectivamente forman lo que se llama la rizosfera. Algunos de estos microbios son fitopatógenos que tienen efectos dañinos en las plantas. Otros benefician a la planta al promover la absorción de nutrientes, la fijación de nitrógeno y los sistemas de defensa contra patógenos. De los microbios de la rizosfera que ayudan en la inmunidad, algunos funcionan superando a los patógenos por los nutrientes, mientras que otros secretan activamente antibióticos o inducen una respuesta inmune en la planta.
La estrategia
Recientemente se ha documentado que el maíz es capaz de atraer bacterias beneficiosas a su rizosfera para promover la salud. Las plántulas de maíz en etapa temprana son especialmente vulnerables al daño de los fitopatógenos.
Las plántulas de maíz en etapa temprana son especialmente vulnerables al daño de los fitopatógenos.
Hace tiempo que se sabe que secretan una sustancia química llamada DIMBOA (2,4-dihidroxi-7-metoxi-2H-1,4-benzoxazin-3(4H)-ona) de sus raíces. Este compuesto es un potente biocida que elimina bacterias dañinas, insectos y otras plantas. Sorprendentemente, una bacteria beneficiosa llamada Pseudomonas putida se siente atraído por DIMBOA y puede desintoxicarlo. Una vez dentro de la rizósfera o de la plántula de maíz, las bacterias pueden competir con los fitopatógenos por el suministro limitado de nutrientes. De esta manera, las plantas de maíz pueden reclutar aliados microbianos en sus raíces para prevenir el crecimiento de fitopatógenos.
Las posibilidades
Para proteger nuestros cultivos alimentarios, a menudo aplicamos pesticidas que son dañinos para otros organismos y el medio ambiente. Con el maíz, vemos un ejemplo de una planta que altera las propiedades químicas y biológicas del suelo para satisfacer sus necesidades. Al continuar estudiando cómo el maíz logra esto, así como al identificar otras plantas que pueden afectar las propiedades del suelo, es posible que podamos plantar plantas como "pesticidas" en lugar de usar productos químicos agresivos.
