La válvula aórtica en los corazones de los vertebrados permite que el tejido se expanda bajo altas presiones al tener propiedades elásticas.
“LA válvula aórtica humana consta de tres cúspides hechas de material relativamente inelástico y sin músculos de aproximadamente 0.15 mm de espesor. Se abre y se cierra aproximadamente una vez por segundo y soporta una diferencia de presión de 100 mm de mercurio cuando está cerrado. Por lo general, funciona durante 70 años sin fallas y funciona de manera tan eficiente que se regurgita muy poca sangre en cada pulso. Para soportar esta gran diferencia de presión, las cúspides deben cerrarse simultáneamente en todas las condiciones operativas y no deben tocar la pared de la aorta, ya que entonces se requeriría un flujo inverso considerable para cerrar la válvula. Esta acción sugiere un mecanismo de control dinámico de fluidos que aleja las cúspides de la pared de la aorta, de modo que el más mínimo flujo inverso cerrará la válvula”. (Bellhouse y Bellhouse 1968: 86)