Las patas de las cabras montesas mantienen la tracción al escalar utilizando pezuñas hendidas con una cubierta externa dura y almohadillas internas blandas y flexibles, así como espolones antideslizantes.
“Los lados de los dedos de las patas de una cabra montés consisten en la misma queratina dura que se encuentra en el casco de un caballo o un ciervo. Cada una de las dos uñas de los pies que se envuelven se puede usar para atrapar y sujetar una grieta o una pequeña protuberancia de roca... La cabra montés está calzada con una almohadilla de tracción especial que sobresale ligeramente más allá de la uña. Esta almohadilla tiene una superficie de textura rugosa que proporciona una cantidad considerable de fricción adicional sobre rocas lisas y hielo. Sin embargo, es lo suficientemente flexible como para que cualquier irregularidad en un sustrato de piedra quede impresa en él y, por lo tanto, se sume al efecto antideslizante”. (Chadwick 1983: 50)
“Haz una V ancha con los dedos índice y medio e intenta presionar algo con las puntas. Dado que caminar sobre una pezuña de artiodáctilo es anatómicamente similar a caminar sobre las puntas de dos dedos, la cabra montés siente que los músculos y los tendones trabajan uno contra el otro de la misma manera que usted. Ajusta las tensiones en consecuencia para afinar su agarre en superficies irregulares... Ahora descubrirá que cuanto más peso ponga en las yemas de los dedos, más querrán divergir hacia los lados. De la misma manera, los dedos de la cabra montés dividen la fuerza hacia abajo del peso sobre un casco. Cuando los dedos de la mano, o los dedos de la pezuña, se colocan sobre una superficie inclinada, parte del peso continúa dirigiéndose hacia los lados, un vector de fuerza horizontal distinto del vector vertical. Por lo tanto, se ejerce menos fuerza neta en una sola línea hacia abajo; por lo tanto, hay menos probabilidad de vencer la fuerza de fricción a lo largo de esa línea y comenzar a deslizarse... Lo que está sucediendo aquí es un abanico de fuerzas. Si toda la fuerza descendente pudiera convertirse en fuerzas laterales, en efecto se cancelaría... La tercera y última dimensión es más sencilla de explicar. La roca sólida, el talud, la tierra o la nieve pueden atascarse en la entrepierna de la V y actuar como un freno adicional”. (Chadwick 1983: 51)