Modificar características del material
Los materiales que se encuentran en los sistemas vivos son variables, pero a menudo están hechos de los mismos bloques de construcción básicos. Por ejemplo, todos los exoesqueletos de insectos consisten en un material llamado quitina. Debido a que los recursos materiales son limitados, cada material dentro o utilizado por un sistema vivo dado debe servir con frecuencia para múltiples propósitos. Por lo tanto, los sistemas vivos tienen estrategias para modificar la suavidad, flexibilidad y otras características de los materiales. Para asegurar la supervivencia, los beneficios de estas modificaciones deben ser mayores que el gasto energético y material del sistema vivo para generarlas. Por ejemplo, las arañas almacenan los componentes líquidos de la seda de araña en una glándula, convirtiéndolos en hilo de seda cuando es necesario. Algunos hilos tienen características diferentes, como elasticidad y reflectancia UV, que otros.
Gestionar el desgaste mecánico
Un sistema vivo está sujeto a desgaste mecánico cuando dos partes se frotan entre sí o cuando el sistema vivo entra en contacto con componentes abrasivos en su entorno, como arena o coral. Algunos componentes abrasivos son una fuerza constante, como el movimiento de las articulaciones de los dedos, mientras que otros ocurren con poca frecuencia, como una tormenta de arena que se desplaza por un desierto. Los sistemas vivos se protegen del desgaste mecánico utilizando estrategias adecuadas al nivel y la frecuencia de la fuente, como tener superficies resistentes a la abrasión, piezas reemplazables o lubricantes. Por ejemplo, las articulaciones humanas como los hombros y las rodillas se mueven entre sí todo el día, todos los días. Para proteger del desgaste mecánico, un lubricante reduce la fricción entre el cartílago y la articulación.