El hueso dérmico de las tortugas reduce la acidez resultante de la acumulación de dióxido de carbono al liberar carbonatos de calcio y magnesio en el torrente sanguíneo.

“A partir de estudios fisiológicos de tetrápodos existentes, donde el hueso dérmico u otros tejidos calcificados ayudan a regular el equilibrio ácido-base relacionado con la hipercapnia (exceso de dióxido de carbono en sangre) y/o acidosis de lactato, proponemos una función similar para estos huesos dérmicos esculpidos en los primeros tetrápodos. A diferencia de la condición de los reptiles modernos, que experimentan hipercapnia cuando se sumergen en el agua, estos animales habrían experimentado hipercapnia en tierra, debido a la probable ineficacia de los medios para eliminar el dióxido de carbono. Los diferentes patrones de escultura ósea dérmica en estos tetrápodos se correlacionan en gran medida con los niveles de terrestre: la escultura se reduce o se pierde en los amniotas del tallo que probablemente tenían el modo de ventilación pulmonar más eficiente de aspiración costal, y en los anfibios del tallo de tamaño pequeño que habrían podido usar la piel para el intercambio de gases”. (Janis et al. 2012: 3035)

“El hueso dérmico puede haber resuelto este problema. Por ejemplo, cuando las tortugas pasan mucho tiempo bajo el agua aguantando la respiración, no hay entrada de oxígeno para desplazar el dióxido de carbono que se acumula lentamente en su sangre. Para compensar, el hueso dérmico en su caparazón filtra iones de calcio y magnesio en su torrente sanguíneo, reemplazando los iones de hidrógeno ácidos que se han acumulado allí” (Perkins 2012).
Última actualización 19 de julio de 2017