Las alas de las moscas de las hadas les permiten moverse en soluciones relativamente viscosas al ser estructuras plumosas en lugar de sólidas.

“Es toda una flotilla impulsada por energía solar, majestuosa en las elevadas corrientes de aire caliente... Y hay moscas mágicas que se esfuerzan a braza, criaturas tan pequeñas que el aire ordinario del jardín es tan espeso como el agua para ellas, y maniobran en la ráfaga ascendente. no con alas, sino con remos como plumas que sobresalen”. (Bodanis 1992: 119)

Bodanis, D. 1992. El jardín secreto. Nueva York (NY): Simon & Schuster. 187 págs.

Última actualización 18 de agosto de 2016