Las estructuras tilacoides de las plantas y las cianobacterias maximizan la exposición a la luz al apilarse y entrecruzarse.
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“Dado que la vida necesita luz, aire y un escudo protector, en teoría está sujeta a condiciones similares a las que prevalecen para una reacción superficial fotoquímica. Tal reacción es el proceso de en las hojas verdes, mediante las cuales la luz se transforma en energía química. Quizás, entonces, la naturaleza construiría ciudades similares a las submicroscópicas estructuras: las centrales eléctricas de las plantas, que consisten en sacos de membrana planos autónomos, a menudo apilados como rollos de monedas y unidos entre sí por muchas conexiones cruzadas. Las unidades están dispuestas para aprovechar al máximo la luz y formar una superficie de contacto con el entorno lo más grande posible, criterios arquitectónicos que nuestras ciudades aún no cumplen adecuadamente. Una vista de pájaro de una metrópolis natural no mostraría nada más que verde. No se verían techos, estacionamientos o carreteras. Todas las superficies planas estarían cubiertas de bosques, parques y jardines. Las estructuras verticales serían las fachadas de oficinas, edificios residenciales, cafeterías y boutiques, todas con acceso a la naturaleza. Dentro de las 'estructuras tilacoides' habría suficiente espacio para transporte, estacionamientos, centros comerciales y fábricas, que podrían funcionar con luz artificial". (Tributsch 1984: 7-8)

Última actualización 17 de octubre de 2016