Las patas traseras de la langosta amplifican el poder de salto a través de la energía almacenada en los sitios de unión muscular.

“Y ahí es donde entra en juego el almacenamiento de energía. Hasta el tamaño de una trucha o el tentáculo de un calamar, el músculo sin ayuda puede hacer un trabajo decente con nada más que un apalancamiento ordinario. Debajo de eso, el músculo necesita ayuda; en la práctica, la energía se introduce lentamente y se almacena elásticamente. Algún tipo de disparador lo libera a un ritmo más alto. El trabajo y la energía pueden conservarse, pero el poder se amplifica... Una langosta o saltamontes saltando con sus patas traseras almacena trabajo en apodemas quitinosos y obtiene una amplificación de potencia diez veces mayor (Bennet-Clark 1975)... Cada una de estas criaturas tiene algún tipo de trampa mecánica para evitar una extensión prematura mientras se realiza el trabajo; los arreglos específicos, sin embargo, son diferentes para cada caso”. (Vogel 2003: 476)

Última actualización 18 de agosto de 2016