Almacenar Líquidos
Muchos sistemas vivos deben almacenar líquidos, como agua o néctar, para que estén disponibles durante largos períodos de tiempo, incluso cuando los niveles de humedad son bajos. Debido a sus propiedades, los líquidos tienden a dispersarse a menos que estén confinados de alguna manera. Cada líquido tiene sus propias propiedades únicas. Por ejemplo, el agua es polar y exhibe una fuerte carga negativa en un lado de la molécula y una fuerte carga positiva en el otro. Los sistemas vivos tienen estrategias para confinar fluidos aprovechando estas propiedades. Un buen ejemplo de aprovechar la polaridad del agua es utilizar materiales que repelen el agua. Al hacerlo, un sistema vivo puede mantener el agua en un lado de una barrera, como una membrana.
Modificar tamaño/forma/masa/volumen
Muchos sistemas vivos alteran sus propiedades físicas, como el tamaño, la forma, la masa o el volumen. Estas modificaciones ocurren en respuesta a las necesidades del sistema vivo y/o condiciones ambientales cambiantes. Por ejemplo, pueden hacer esto para moverse de manera más eficiente, escapar de los depredadores, recuperarse del daño o por muchas otras razones. Estas modificaciones requieren índices y niveles de respuesta apropiados. La modificación de cualquiera de estas propiedades requiere materiales que permitan dichos cambios, señales para realizar los cambios y mecanismos para controlarlos. Un ejemplo es el pez puercoespín, que se protege de los depredadores tomando sorbos de agua o aire para inflar su cuerpo y erguir espinas incrustadas en su piel.