Administrar compresión
Cuando un sistema vivo está bajo compresión, hay una fuerza que lo empuja, como una silla con una persona sentada en ella. Cuando se aplica uniformemente a todos los lados de un sistema vivo, la compresión da como resultado una disminución del volumen. Cuando se aplica en dos lados, da como resultado una deformación, como cuando se empuja en dos lados de un globo. Esta deformación puede ser temporal o permanente. Debido a que los sistemas vivos deben conservar su forma más eficiente, deben asegurarse de que cualquier deformación sea temporal. El manejo de la compresión también brinda la oportunidad de disminuir los efectos de otras fuerzas. Los sistemas vivos tienen estrategias para ayudar a prevenir la compresión o recuperarse de ella, mientras mantienen su función. Por ejemplo, los elefantes africanos adultos pesan entre 4,700 y 6,048 kilogramos. Debido a que deben soportar todo ese peso en sus cuatro patas, los tejidos de sus patas tienen características que permiten que la compresión absorba y distribuya las fuerzas.
Modificar tamaño/forma/masa/volumen
Muchos sistemas vivos alteran sus propiedades físicas, como el tamaño, la forma, la masa o el volumen. Estas modificaciones ocurren en respuesta a las necesidades del sistema vivo y/o condiciones ambientales cambiantes. Por ejemplo, pueden hacer esto para moverse de manera más eficiente, escapar de los depredadores, recuperarse del daño o por muchas otras razones. Estas modificaciones requieren índices y niveles de respuesta apropiados. La modificación de cualquiera de estas propiedades requiere materiales que permitan dichos cambios, señales para realizar los cambios y mecanismos para controlarlos. Un ejemplo es el pez puercoespín, que se protege de los depredadores tomando sorbos de agua o aire para inflar su cuerpo y erguir espinas incrustadas en su piel.