Las hormigas carpinteras identifican a los intrusos basándose en el olor de los químicos cuticulares que no están presentes en los compañeros de nido.

Para los insectos sociales basados ​​en colonias, distinguir a los compañeros de nido de los que no lo son es importante para mantener la aptitud evolutiva de la colonia. Los miembros de la colonia deben ayudar solo a los compañeros de nido y asegurarse de que los que no son compañeros de nido no puedan amenazar los recursos de la colonia. Durante mucho tiempo se pensó que las hormigas carpinteras distinguían a los compañeros de nido de los que no lo eran comparando la firma química de las hormigas sospechosas con la suya propia. Sin embargo, el mecanismo bioquímico es en realidad mucho más simple que eso. Las hormigas carpinteras secretan una variedad de hidrocarburos en sus cutículas. Los hidrocarburos incluyen muchas moléculas complejamente ramificadas que pueden formar un número casi ilimitado de estructuras únicas. Las estructuras de hidrocarburos específicas y las abundancias relativas de los mismos son únicas para cada colonia (debido a la dieta compartida) y actúan como una huella química compartida para los compañeros de nido. Las hormigas detectan la firma de hidrocarburos de otras hormigas usando sus antenas y la usan para determinar si son amigas o enemigas. En lugar de verificar tanto la presencia de hidrocarburos de tipo amigable como la presencia de hidrocarburos de tipo extraño, las hormigas simplemente responden a firmas químicas que contienen nuevos elementos a los que no estaban habituados previamente. En otras palabras, no identifican compañeros de nido; solo identifican a los que no son compañeros de nido. Dado que los compañeros de nido consumen la misma dieta específica y comparten alimentos entre sí, desarrollan la misma huella dactilar de hidrocarburo cuticular.

En una forma simple de aprendizaje, los lóbulos antenales se vuelven insensibles por la exposición casi constante a las huellas dactilares de los compañeros de nido y se reduce la respuesta. Sin embargo, la recepción de una firma que contiene compuestos adicionales a los que no estaba habituado previamente (p. ej., la de un compañero de nido) inicia completamente la respuesta del receptor olfativo y provoca un comportamiento agresivo. Este mecanismo explica por qué los insectos que prácticamente no tienen huellas dactilares de hidrocarburos (es decir, ciertos parásitos de colonias y obreras jóvenes) no provocan una respuesta en las hormigas guardianas. En pocas palabras, las hormigas carpinteras no distinguen a los compañeros de nido comparando la similitud de las huellas dactilares, sino determinando si una huella dactilar encaja o no dentro del patrón de la firma habitual. La base neurológica quizás se entienda mejor por analogía humana. Cuando se expone constantemente a un olor, uno se acostumbra a él y es posible que no pueda detectar su presencia. No obstante, incluso después de acostumbrarse a ese olor específico, es posible notar la presencia de uno nuevo.

Última actualización 23 de agosto de 2016