La resina producida por las coníferas protege del daño mecánico o de los insectos porque fluye y luego se endurece para sellar el sitio de la herida.

“Las coníferas protegen sus troncos del daño mecánico y del ataque de insectos con una sustancia gomosa especial, la resina. Cuando fluye por primera vez de una herida, es líquido, pero la parte más líquida, la trementina, se evapora rápidamente y deja un bulto pegajoso que sella la herida de manera muy efectiva”. (Attenborough 1979: 76)

Última actualización 24 de octubre de 2016