Las sabanas tienen estabilidad funcional y resiliencia debido a las propiedades únicas de las especies y su interacción a nivel de sistema.

“Knoop y Walker (1985) atribuyeron la notable estabilidad funcional y resiliencia (capacidad de recuperarse del cambio) de las sabanas a las propiedades únicas de las especies y su interacción a nivel de sistema. Los atributos especiales incluyen la latencia de las semillas a través de la recuperación del banco de semillas, la reproducción vegetativa, la presencia de reservas subterráneas y la capacidad de rebrote relacionada, la fenología de diferentes especies en relación con la distribución de las lluvias y las adaptaciones a la sequía y al pastoreo. Los atributos paralelos de los sistemas incluyen la liberación lenta de nitrógeno inorgánico, la conservación de nutrientes por parte de la vegetación, la reducción de las condiciones anaeróbicas por parte de los árboles y la complementariedad trófica entre las especies del sistema en cuestión”. (Van Noordwijk y Ong 1999: 148)

 

“Los conocimientos recientes sobre los efectos de los árboles de la sabana en la vegetación y los suelos del sotobosque deberían proporcionar pistas valiosas sobre cómo reducir los efectos negativos de la competencia subterránea en la agrosilvicultura mientras se conservan los efectos positivos de los árboles que se ven en los ecosistemas naturales. Es esta oportunidad para que los agrobosques imiten las interacciones entre los árboles y otras plantas en los ecosistemas naturales lo que condujo a la reciente redefinición de la agrosilvicultura (Leakey, 1996), en la que las diferentes prácticas agroforestales se consideran etapas en el desarrollo de una sucesión agroecológica similar a la dinámica de los ecosistemas naturales. Con el tiempo, la creciente integración de los árboles en los sistemas de uso de la tierra a través de la agrosilvicultura puede verse como el paso hacia un agrobosque maduro de creciente integridad. De manera similar, con una escala creciente, la integración de diversas prácticas agroforestales en el paisaje es como la formación de un mosaico complejo de parches en un ecosistema, cada uno de los cuales está compuesto por muchos nichos. Estos nichos están ocupados por diferentes organismos, lo que hace que el sistema sea ecológicamente estable y biológicamente diverso (Leakey, 1996). En sistemas como este, es más probable que las interacciones fisiológicas entre los componentes de árboles y cultivos del agroecosistema imiten las de los ecosistemas naturales”. (Ong y Leakey 1999: 112)

Última actualización 28 de agosto de 2020