Las caras de los caimanes detectan pequeñas perturbaciones en el agua y discriminan objetos utilizando células receptoras sensibles al tacto en sus escamas.

El caimán americano es un gran reptil reconocible por su cuerpo fuertemente blindado cubierto de gruesas escamas. Estos caimanes viven en pantanos, ríos y lagos del sureste de los Estados Unidos. Incluso con un exterior escamoso y de aspecto duro, las partes del cuerpo del caimán son muy sensibles al tacto, incluso más sensibles que las yemas de los dedos de un ser humano. Esto se logra con una variedad de órganos sensoriales en las escamas del caimán.

Los órganos sensibles al tacto se denominan órganos sensoriales tegumentarios. En la superficie de una escama, los órganos sensoriales aparecen como pequeñas manchas oscuras en forma de cúpula, típicamente de ~0.5 mm de diámetro. Miles de estos órganos sensoriales cubren la cara del caimán. Son especialmente densos alrededor de los dientes, dentro de la boca y en la punta del hocico.

Debajo de cada cúpula se encuentra una densa red de células receptoras sensibles al tacto (conocidas como mecanorreceptores) y nervios. Cuando parte de la cúpula es empujada hacia abajo por un objeto que el caimán encuentra o incluso por agua en movimiento, esto estimula las células receptoras sensibles al tacto. Las células son sensibles a desviaciones tan pequeñas como 4 μm, solo una fracción del ancho de un cabello humano. Las células receptoras estimuladas luego envían señales a lo largo de las células nerviosas conectadas al sistema nervioso central, que incluye el cerebro del caimán. Hay una variedad de células receptoras y nervios en cada órgano en forma de cúpula: algunos responden a la estimulación continua (como un empujón constante) mientras que otros son más sensibles a los estímulos cambiantes (como las vibraciones).

Los investigadores plantean la hipótesis de que estas áreas extremadamente sensibles al tacto alrededor de la boca ayudan al caimán a localizar, capturar y examinar presas incluso cuando no hay señales visuales ni sonoras. El caimán abrirá ligeramente la boca mientras busca comida en el agua, utilizando sus órganos sensoriales tegumentarios para detectar perturbaciones en el agua de un objeto en movimiento. Una vez que el caimán encuentra y muerde el objeto, puede examinarlo con la boca para ver si es comestible.

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Última actualización 20 de octubre de 2017