Expulsar líquidos
Hay varias razones por las que los sistemas vivos descargan líquidos, como para defenderse, para evitar la acumulación de líquido que puede causar descomposición, para eliminar desechos o para secarse. Debido a que los líquidos no se pueden mover de manera efectiva al empujarlos, se necesita un tipo diferente de fuerza para expulsarlos. Crear esa fuerza requiere energía, por lo que los sistemas vivos deben tener estrategias eficientes que valgan la pena invertir en energía o usar una fuerza externa (como la gravedad). Esto generalmente implica estrategias que acumulan presión o usan otras fuerzas para expulsar los líquidos. Un ejemplo de sistema vivo que expulsa líquidos es la vieira. Esta criatura se mueve a través del agua golpeando sus caparazones, generando un chorro de agua que lo impulsa en la dirección opuesta.
Proteger de los animales
Los animales, organismos que van desde microscópicos hasta más grandes que un autobús, encarnan una amplia variedad de daños a los sistemas vivos, incluidos otros animales. Amenazan a través de la depredación, la herbivoría, la defensa, y el parasitismo y competen por recursos como el agua, los nutrientes y el espacio. Cualquier organismo vivo comúnmente enfrenta amenazas de una variedad de animales, lo que requiere estrategias que se defiendan de manera efectiva de cada uno. La trucha y otros peces óseos, por ejemplo, escapan de los depredadores al tener escamas hechas de huesos muy delgados, en forma de escamas, cubiertos con una mucosidad resbaladiza. También tienen estrategias de comportamiento como camuflaje, natación rápida y giros y vueltas para lograr liberarse de las garras de un depredador.