Mientras que los murciélagos usan sonidos inaudibles y de alta frecuencia para encontrar pequeños insectos, los guácharos usan sonidos audibles y de frecuencia más baja para encontrar muros, fruta y otros objetos más grandes.

Introducción

Vivir en una cueva completamente oscura es una excelente estrategia para un pájaro que quiere evitar a los depredadores que cazan con la vista. Sin embargo, crea otro problema: ¿cómo evitar chocar con muros, techos y otras aves?

El guácharo, habitante de los bosques de Sudamérica y Trinidad, ha encontrado una buena solución. Este gran pájaro descansa y anida en cuevas, pero sale de noche para comer la fruta de los árboles cercanos. Para recorrer la oscuridad de su caverna, y también para encontrar comida en noches oscuras, el ave contrae su sistema respiratorio de una forma que le permite emitir chasquidos rápidos, seguidos y sonoros. Las ondas sonoras rebotan sobre los objetos y regresan a los oídos del pájaro, de manera que este puede determinar el tamaño y la ubicación de los objetos para evitar chocar contra ellos.

La estrategia

A diferencia de los murciélagos que usan ultrasonidos de alta frecuencia para encontrar pequeños insectos, los guácharos usan chasquidos que pueden ser oídos por los humanos y por ellos mismos también. Eso quiere decir que las ondas sonoras que producen solo sirven para detectar objetos grandes. Por ejemplo, pueden detectar otras aves y fruta hasta quizás tan chica como una uva. Claramente, esto es suficiente para ayudar a los guácharos a volar en la oscuridad cuando no pueden ver.

El chasquido que hace un guácharo es el resultado de la contracción de dos tipos de músculos en su siringe (un grupo de membranas en los tubos bronquiales de los pájaros, que va desde la tráquea hasta los pulmones). El tejido alrededor de cada rama de la siringe se contrae, doblando la membrana hacia adentro. El pájaro luego exhala un soplido de aire pasa la membrana y contrae el segundo grupo de músculos, lo que genera el chasquido. Los chasquidos ocurren en grupos de dos a siete sonidos, y el pájaro respira un poco, solamente lo necesario para mover el aire entre cada chasquido sin tener que inhalar completamente. El eco regresa a los oídos del pájaro a distintos niveles de volumen e intensidad.

Entre más grande el objeto, más ondas sonoras se desvían. Esto le permite al pájaro identificar el tamaño, la forma y la ubicación del obstáculo. Con chasquidos cortos en vez de largos, los sonidos prolongados reducen la interferencia entre el sonido que está produciendo el pájaro y el eco que está rebotando, lo que le permite identificar objetos tanto cercanos como más distantes.

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Escuche el audio de los sonidos que hace el guácharo.

Las posibilidades

Los humanos ya usamos la ecolocalización en algunos contextos. Algunas personas con discapacidades visuales la usan para movilizarse, haciendo sonidos a medida que se mueven, y escuchando cómo el sonido se desvía a través de los objetos a los que deben acercarse o evitar. También es usado en la tecnología, especialmente para la navegación submarina. El sonido de baja frecuencia de los guácharos podría ayudar con futuras aplicaciones, como con la navegación de aeronaves no tripuladas (drones), o con cirugías robotizadas.

El mecanismo de los guácharos para crear sonidos en rápida sucesión puede proporcionarnos información valiosa para controlar la producción del sonido o de otras vibraciones bajo especificaciones más estrictas. Esto podría ser aplicado a cosas desde la creación de nuevos instrumentos musicales hasta transformar el sonido que emiten las turbinas eólicas.

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Última actualización 24 de marzo de 2020