Las antenas de la abeja melífera permiten aterrizajes suaves al detectar la distancia y el ángulo de aterrizaje, lo que indica al cuerpo que se oriente adecuadamente.

Las abejas entran en contacto con una variedad de superficies a lo largo de su día de vuelo y búsqueda de alimento. Se ha observado que una abeja puede lograr aterrizajes suaves sobre cualquier superficie, independientemente del ángulo o la orientación de su aterrizaje. Esto significa que la abeja aterriza con la misma suavidad sobre una hoja orientada verticalmente que sobre una hoja horizontal.

Este aterrizaje suave se atribuye a la capacidad de la abeja para evaluar y ajustar su distancia desde la plataforma de aterrizaje. Al acercarse a una superficie de aterrizaje, la abeja desacelera. Dentro de unos pocos centímetros de la superficie, la abeja se cierne, usando sus antenas para detectar la orientación de la plataforma. Una vez que la abeja está a 16 milímetros de distancia, ajusta su cuerpo según el ángulo detectado por sus antenas. La base de sus antenas permanece a esta distancia de 16 milímetros de la plataforma de aterrizaje, independientemente de la orientación de la plataforma. Solo el cuerpo de la abeja se ajusta a la inclinación de la plataforma. Los pies más cercanos de la abeja tocan el suelo primero, permitiendo que el resto de su cuerpo los siga.

Esta distancia de 16 milímetros parece ser el lugar ideal para que la abeja haga contacto con la superficie con cualquiera de sus patas. El pie que toca primero la superficie varía según la orientación del aterrizaje. Una plataforma horizontal inicia un aterrizaje con las patas traseras, mientras que una plataforma vertical inicia un aterrizaje con las patas delanteras.

Este resumen fue aportado por Ashley Meyers.

Última actualización 24 de marzo de 2020