Los pelos alveolares de los insectos detectan los estímulos ambientales a través de la vibración.

“La mayoría de los insectos tienen pelos encajados (setas sensoriales) dispersos por gran parte del cuerpo que vibran en respuesta a los sonidos y también pueden ser sensibles al tacto, la humedad y la luz. Los insectos nocturnos, como las cucarachas, son particularmente sensibles a los sonidos a través de sus setas y se sabe que evitan las vibraciones emitidas a 3000 ciclos por segundo, mucho más allá de la capacidad auditiva humana. Las setas también pueden desempeñar otras funciones. Las langostas usan las de la cabeza, entre las antenas, para juzgar la dirección y la humedad de la brisa, y trepan a alguna eminencia con este fin. Posteriormente, pueden usar la información así obtenida para volar a áreas de baja presión donde es probable que la lluvia induzca pastos de alimentación más exuberantes”. (Wootton 1984: 48)

Última actualización 18 de agosto de 2016